domingo, 28 de abril de 2013

Alberto 2014

Alberto 2014
Jaime Porcell
Investigador de mercado
Coach político
Investigador de mercado
Coach político
El panameñismo no la tiene fácil. La mitad de sus electos están en CD. El contrincante Navarro marca en ascenso de la intención de voto.

Aunque Varela revalidó su conducción en primarias, no califica como mejor opción del panameñismo. Estacionado en 15%, padece un partido divido, tercero en aceptación y adherentes, y con arcas vacías. Si el escenario permanece inmutable, el PRD termina con un triunfo claro 2014.

Entonces ¿qué salida urge para recuperar la opción de poder y alejar la amenaza de “tercera vez, tercer lugar”? ¿Cómo regresar a un juego que hoy favorece al PRD?

La respuesta, Alberto Vallarino. No parece fácil entregar el partido a uno a quien Varela derrota en aquellas primarias 2008. Además, ¿cómo asegurar que de ganar, no volverían a ser echados del gobierno?

Retrasar la decisión y permitir una candidatura del ingeniero por el tiquete oficialista, reflota la crisis de Varela como opción de poder.

Arnulfo y sus partidos exhibían una hoja de vida plena de heroicidades y martirilogios. Por 50 años, una mística confrontadora, que insufló el tres veces derrocado presidente, mantenía a unión en la adversidad. El partido resistía ostracismo, carcelazos, fraude, y cercos de hambre. Una y otra vez revivía de sus cenizas. La viuda Mireya Moscoso, adversaria de Varela, custodia la mística arnulfista.

A Omar Torrijos no quedó otra que inventar a Victoriano, Mártires de Enero, y recuperación de la Zona.

Mas, aquella fórmula tradicional de apelar a héroes como fuente de misticismo y cohesión, entró en crisis. Una aterrizada fuerza varelista propone ganar adhesión con paternalismos tipo 100 para los 70s y Beca Universal. Los candidatos panameñistas incluyeron la dádiva y promesa para meter el voto en la urna, mientras construían fidelidad a su persona.​

La estrategia nunca trascendió del salve para el tanquecito de gas. Al extraer ese rasgo tan arnulfista que llaman mística, la fidelidad de su elector quedó a expensas de la oferta clientelar de líderes intermedios.

Aquel séquito de cuadros que migra hacia Cambio Democrático arrastró fácil consigo un caudal de militantes. Entonces, un panameñismo que viene marcando tercero en dos elecciones, termina más debilitado.

Hoy, con una dirigencia moderna y más propensa a la efímera persuasión televisiva, difícil que el panameñismo resista otro período fuera de gobierno.

Alberto marcó al alza en encuestas cuando, tras la ruptura, decidió dejar el ministerio. Nadie podría enrostrar el ser un aterrizado en el sector público. El mundillo político lo considera por fiel. Éste recupera tránsfugas y a la ex presidenta Mireya. Aglutina panameñismo, CD y otras fuerzas independientes no PRDs.

Si bien Varela roza la mitad de los 30 puntos de Navarro, los mozalbetes de Cambio Democrático tampoco reúnen una decena. Martinelli y partido hoy, no son quienes frenan al PRD.

De Alberto ser candidatizado solo por el martinellismo, la elección 2014 quedaría polarizada PRD-CD. Difícil que el liderazgo de Varela logre retener el consecuente drenaje de votos panameñistas. Sobre todo, con la mística arnulfista monopolizada por una adversaria Mireya quien podría santificar a “Alberto”. La amenaza del tercer lugar regresaría.

Entonces, con el candidato electo en esta Primaria CD de mayo en una vicepresidencia, el CD presenta tremendo tiquete.

Es él quien cumple el objetivo panameñista de ser opción de poder. Y la de CD, en permanecer. Aunque es el único que daría vuelta al juego, Alberto resiste el papel de mesías prometido.

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